Piensa en todas las horas que los españoles pasarán al lado de las piscinas y en las playas este verano después de comer, contando los minutos para tirarse al agua, ya que todavía tenemos la costumbre de no evitar una norma fundamental que nos enseñaron de niños: no entrar en el agua con el estómago lleno.
El único problema, según los expertos, es que la
advertencia es otro cuento de viejas que debe ser puesto en entredicho. La
teoría es que el proceso de digestión, después de comer, aumenta el flujo sanguíneo al estómago - lejos
de los músculos necesarios para la natación - y al nosotros tirarnos al agua, ésta tiene que derivarse rápidamente de nuevo a los músculos, lo que da lugar a calambres, y dolor de barriga, que
aumentan el riesgo de ahogarse.
Pero el corte de digestión es un mito. No existe. Y los
expertos no tienen ninguna duda. "Si buscas corte de digestión en los
libros de medicina no existe", afirma Francesc Balagué, gastroenterólogo
del Hospital Clínico, en el períodico ARA.
El Dr. Roshini Rajapaksa, otro gastroenterólogo en la New
York University School of Medicine, realizó un estudio y vió que si eres un
gran nadador y realizas grandes distancias a ritmo intenso con el estómago
lleno posiblemente podrías llegar a tener calambres, pero para los nadadores menos
profesionales las posibilidades de sufrirlo son pequeñas.
De la misma manera, otros estudios realizados en EEUU dónde se observaron
incidentes relacionados con los ahogamientos encontraron que menos del 1
por ciento se produjo después de que la víctima comió.
Sin embargo, las comidas que incluyen una copa o dos son
otra historia. En 1989, por ejemplo, un estudio en la revista Pediatrics observó
a casi 100 adolescentes que se ahogaron en Washington, y encontró que el 25 por
ciento había sido intoxicado. Un año más tarde, un estudio de cientos de muertes
por ahogamiento entre los adultos en California encontró que el 41 por ciento
de los ahogamientos fueron relacionados con el alcohol.
EN POCAS PALABRAS, entrar en la piscina después de una comida no va a aumentar el riesgo de ahogamiento, a menos que el alcohol esté implicado.
EN POCAS PALABRAS, entrar en la piscina después de una comida no va a aumentar el riesgo de ahogamiento, a menos que el alcohol esté implicado.
Otros especialistas creen que lo que realmente pasa a las personas es que al entrar al agua pueden perder el conocimiento o morir, es lo que se llama hidrocución. Se trataría de un síncope causado por un cambio brusco de temperatura, por el contraste entre el calor corporal y el agua fría. Habría una redistribución de la sangre en el cuerpo.
Para evitarlo o minimizarlo, los especialistas recomendarían
remojarse un poco antes de entrar en el agua. Porque este cambio no afecta
igual a todo el mundo.